Los fantasmas del castillo de Charleville: cuando un castillo irlandés se convierte en una estrella de Netflix

Tim Burton no podía haber elegido mejor: el castillo de Charleville, el más embrujado de Irlanda, era claramente la mejor elección para el rodaje de "Miércoles".

Gwen Rouviere
Por Gwen Le Cointre
17 octubre 2025, 08:37
Los fantasmas del castillo de Charleville: cuando un castillo irlandés se convierte en una estrella de Netflix
Castillo de Charleville - © andrew

Si hay un lugar que personifica el misterio y la magia de Irlanda, ése es el castillo de Charleville, situado en Tullamore, condado de Offaly. Esta obra maestra neogótica del siglo XIX, rodeada de densos bosques y a menudo envuelta en bruma, es actualmente uno de los castillos más embrujados del mundo. Y la guinda del pastel: acaba de saltar a la palestra gracias a Netflix, que rodó allí varias escenas para la famosa serie Miércoles, firmada por Tim Burton.

Un castillo cuyas historias harían estremecerse hasta al más escéptico…

Un escenario digno de cuentos oscuros

Construido entre 1798 y 1812 por Charles William Bury, el castillo de Charleville impresiona por sus torres almenadas, sus grandes salas abovedadas y sus interminables pasillos en los que, según dicen, se oye más que el viento. El castillo, abandonado desde hace tiempo, es una joya de la arquitectura neogótica que combina influencias medievales y extravagancia romántica.

Netflix no eligió este lugar por casualidad: su atmósfera oscura y su cambiante luz natural proporcionaron el telón de fondo perfecto para las escenas más oscuras del miércoles. Los espectadores más agudos también habrán observado que se han utilizado ciertas estancias del castillo, sobre todo el gran vestíbulo y la escalera principal, para recrear la atmósfera de la Academia Nevermore.

Apariciones que emocionan a los visitantes

Pero el castillo de Charleville es fascinante por algo más que su arquitectura. Sobre todo, debe su reputación a una larga serie de historias… paranormales. La más famosa se refiere a Harriet, la joven hija del conde de Charleville, que murió trágicamente al caer por la escalera en el siglo XIX. Desde entonces, varios testigos han afirmado haber oído su risa infantil resonando por la noche, o haber visto su silueta vestida de blanco en el recodo de un pasillo.

Numerosos cazadores de fantasmas, programas de TV y grupos de investigación paranormal han realizado investigaciones in situ. Algunos de ellos juran haber captado fenómenos extraños: voces susurradas, luces inexplicables, incluso puertas que se cierran de golpe sin corriente. En resumen, un patio de recreo ideal para los buscadores de emociones.

Entre patrimonio y modernidad: un castillo vivo

Hoy, el castillo de Charleville ya no es sólo un plató de cine o una guarida de fantasmas. El edificio, dirigido por voluntarios apasionados, acoge regularmente visitas guiadas, festivales, conciertos e incluso retiros espirituales. Los fondos recaudados se utilizan para financiar su restauración, ya que el castillo sigue siendo frágil ante la humedad irlandesa y el paso del tiempo.

También es uno de los favoritos de los entusiastas de la fotografía y de los viajeros que buscan experiencias originales. Pasar una noche allí (durante eventos especiales) promete recuerdos… que rozan lo sobrenatural.

Reactivación del turismo gracias a Netflix

Desde el estreno mundial de Miércoles, el número de visitantes del castillo se ha disparado literalmente. Visitantes de todo el mundo acuden ahora a Tullamore para seguir los pasos de la famosa heroína gótica. Los hoteles y pensiones de la zona se llenan los fines de semana, y la ciudad disfruta de un auge del turismo.

Netflix, sin saberlo, ha dado una segunda vida a esta joya olvidada. El castillo, antaño silencioso, vuelve a resonar con los pasos de los curiosos. Es un justo homenaje a Harriet, cuya risa infantil parece acompañar este renacimiento.

Información práctica para viajeros

El castillo de Charleville está a sólo hora y media en coche de Dublín y se puede llegar en tren desde Tullamore. Se puede visitar de abril a octubre, pero conviene reservar con antelación, sobre todo durante el periodo de Halloween, cuando el lugar se transforma en un auténtico teatro de los sustos.

Para los fans de Netflix o los apasionados de las historias extrañas, ésta es una diversión imperdible en un viaje por carretera al corazón de Irlanda Central, donde se dan cita el misterio, la cultura y la belleza salvaje.


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