La serie de Netflix House of Guinness está causando sensación a nivel internacional, con su pulida ambientación, su prestigioso reparto y su intriga familiar mezclada con temas históricos. En el extranjero, los críticos la describen como irresistible, incluso como una versión irlandesa de Succession o Peaky Blinders.
Pero en el corazón de Irlanda, la situación es muy distinta: la serie se enfrenta a una oleada de agrias críticas.
Quienes juzgan desde Irlanda critican la serie por simplificar o distorsionar acontecimientos históricos delicados, en particular la relación colonial entre Irlanda e Inglaterra. Algunos de los diálogos, vestuarios y decorados se consideran caricaturescos o incluso ofensivos.
Una crítica recurrente se refiere a la forma en que se retrata a los insurgentes, los fenianos: lejos de ser personajes matizados, aparecen como una versión grotesca de los estereotipos nacionalistas, con acentos forzados y atuendos exagerados.
El Irish Times criticó la falta de sutileza en la descripción de las luchas irlandesas y la falta de conciencia de las realidades sociales de la época.
Internacionalmente, la prensa ha elogiado la serie por su ambición, efectos visuales e intensidad dramática. En particular, The Guardian alaba el «espectáculo visual» y el reparto, mientras que la moderna banda sonora -con una mezcla de bandas irlandesas contemporáneas- añade un toque audaz a la narración.
Pero en Irlanda, el debate no es sólo sobre la serie como entretenimiento: es sobre la identidad, la memoria y la forma en que se cuenta la historia. Algunos críticos irlandeses acusan a la serie de utilizar clichés en detrimento de un enfoque más preciso o matizado.
La producción afirma ser «ficción basada en hechos reales». Esto le da cierto margen narrativo, pero no siempre convence a los observadores irlandeses: para ellos, las libertades tomadas van más allá del mero «arte de la novela».
La serie se basa en una historia real -cuando Sir Benjamin Lee Guinness murió en 1868, sus herederos tomaron el control del imperio cervecero-, pero modifica o acentúa las tensiones para dramatizar la historia.
Algunos críticos consideran que esta adaptación ficcionalizada lastra la historia, o incluso ofrece una versión falsa de la Irlanda de la época, en detrimento del contexto histórico real.