Situado en el extremo sur de los majestuosos Acantilados de Moher, Hag’s Head es un promontorio emblemático de la costa occidental irlandesa. Su nombre, que significa «cabeza de bruja», procede de la particular forma de las rocas que, vistas desde ciertos ángulos, evocan el perfil de una mujer mirando al océano Atlántico. El lugar ofrece una combinación única de belleza natural, formaciones geológicas y fabulosas rutas de senderismo.
Los Acantilados de Moher, de los que forma parte Hag’s Head, están formados principalmente por capas de esquisto y arenisca que datan del «Carbonífero Superior», hace unos 320 millones de años. En aquella época, la región estaba cubierta por un mar poco profundo, donde los sedimentos se acumularon con el tiempo. Estos depósitos se comprimieron y solidificaron para formar las rocas que vemos hoy.
La erosión causada por la acción implacable de las olas del Atlántico y las duras condiciones meteorológicas ha esculpido estos espectaculares acantilados. Las capas de roca sedimentaria, visibles como estratos horizontales, son testigos de millones de años de historia geológica. En Hag’s Head, la erosión diferencial ha creado formaciones únicas, incluido el famoso perfil de «cabeza de bruja».
A los irlandeses les gusta dar a sus lugares el nombre de ciertas historias y leyendas. Hag’s Head no es una excepción. Su nombre, que significa literalmente «cabecera de la bruja», se debe a dos razones.
En primer lugar, porque vista desde el mar o desde ciertos ángulos a lo largo de la costa, la formación rocosa se asemeja al perfil de una mujer mirando al Océano Atlántico. Este parecido inspiró a los lugareños a dar al promontorio su evocador nombre.
Además, este nombre está estrechamente relacionado con el folclore y las leyendas irlandesas. Según una antigua leyenda, una bruja llamada Mal estaba locamente enamorada del héroe mitológico Cúchulainn. Para escapar de sus insinuaciones, Cúchulainn cruzó toda Irlanda, pero Mal le persiguió sin descanso.
Cuando llegó a los Acantilados de Moher, Cúchulainn saltó de roca en roca hasta alcanzar la isla vecina. Mal intentó seguirle, pero fue arrastrada por las tumultuosas corrientes del Atlántico y se estrelló contra las rocas de Hag’s Head. El acantilado recibió su nombre en su honor, para perpetuar el recuerdo de esta trágica historia.
Los acantilados son escarpados y pueden ser peligrosos, sobre todo con viento o lluvia. Es esencial permanecer en los senderos señalizados y respetar las barreras de seguridad.
Lleva calzado cómodo para caminar y prepárate para los cambios bruscos de tiempo llevando ropa impermeable.