Enclavada entre los brazos dentados de la costa atlántica de Connemara, Little Killary Bay es una bahía discreta, salvaje y virgen, pero de una belleza sorprendente. Situada en la península de Rosroe, en la frontera entre el condado de Galway y el de Mayo, encarna todo lo que nos gusta del oeste de Irlanda: paisajes escarpados, naturaleza virgen y esa sensación de fin del mundo que te hace querer desconectar… para siempre.
Lejos de los caminos trillados, Little Killary Bay es un destino elegido por los viajeros en busca de autenticidad, silencio y aventuras suaves. Tanto si te gusta el senderismo, el kayak, la contemplación o simplemente quieres salirte de los caminos trillados, este pequeño rincón de Irlanda bien merece una visita.
Pequeña bahía de Killary – Pedro Souza Photography – ©Joyce Country and Western Lakes Geopark
Little Killary Bay es una pequeña cala costera al oeste de Killary Harbour, el único fiordo de la isla. A diferencia de su vecina más famosa, Little Killary es mucho más íntima, casi secreta, metida entre dos colinas cubiertas de brezo y maleza. La península de Rosroe, sobre la que se asienta, forma una lengua de tierra que se adentra en el Atlántico, dentada por las olas y los siglos.
Las carreteras aquí son estrechas, bordeadas de bajos muros de piedra, y las ovejas tienen derecho de paso. El accidentado terreno ofrece sublimes vistas del mar, con las montañas de Connemara al fondo, incluido el Mweelrea, el pico más alto de Connacht, que se eleva orgulloso al norte de la bahía.
Little Killary es un auténtico patio de recreo para los amantes de la naturaleza. Lejos del ajetreo de las grandes atracciones turísticas, la gente viene aquí a pasear, respirar, remar o simplemente maravillarse.
Las tranquilas aguas de la bahía son ideales para navegar en kayak de mar, remar o incluso nadar para los más aventureros (el agua está fresca todo el año, pero es increíblemente pura). Varias organizaciones locales ofrecen excursiones supervisadas en kayak, a menudo al atardecer, para explorar la costa desde el mar y avistar focas y aves marinas.
El Centro de Aventuras de Killary, justo al sur de la bahía, también ofrece una amplia gama de actividades al aire libre, como escalada en roca, tiro con arco, barranquismo y piragüismo de mar.
La península de Rosroe está surcada por senderos no señalizados pero magníficos, accesibles para los buenos caminantes. Un paseo imperdible te lleva al embarcadero de Rosroe, un pequeño y tranquilo puerto de aguas cristalinas desde el que podrás admirar la bahía y los acantilados circundantes. Los aficionados a la fotografía no quedarán decepcionados: éste es uno de los mejores lugares para captar la luz cambiante de Connemara.
Los aficionados a la filosofía quizá hayan oído hablar de Rosroe por una razón sorprendente: el filósofo austriaco Ludwig Wittgenstein se alojó aquí en 1948. Tras la Segunda Guerra Mundial, encontró en esta región aislada el entorno perfecto para reflexionar y escribir. Alquiló una casita en Rosroe, frente al Atlántico, donde trabajó en sus últimos escritos.
La cabaña sigue existiendo. Aunque no se puede visitar, su mera mención añade una dimensión intelectual, casi mística, al lugar. El hecho de que uno de los mayores pensadores del siglo XX encontrara aquí su inspiración no es en absoluto insignificante: Rosroe tiene el poder de suspender el tiempo y reconectarnos con lo esencial.
Pequeña bahía de Killary – Pedro Souza Photography – ©Joyce Country and Western Lakes Geopark
La bahía de Little Killary está a una hora y media en coche de Galway. El camino para llegar a ella ya forma parte de la experiencia: después de Leenane y del borde del fiordo de Killary, la carretera se bifurca por un estrecho y sinuoso carril, típicamente irlandés, que conduce al final de la península.
Te recomendamos encarecidamente que tengas tu propio coche (o una bicicleta robusta si te gustan las colinas) para que puedas explorar la región a tu propio ritmo. No hay autobuses ni transporte público: aquí, el aislamiento es el rey.
En cuanto al alojamiento, hay varios B&B en la zona, así como campings rústicos. Para una estancia aún más auténtica, algunos granjeros ofrecen cabañas de alquiler con vistas al mar.
Si buscas pubs animados, visitas guiadas y calles comerciales, no te molestes. Pero si sueñas con sentarte en una roca, frente al Atlántico, escuchando el viento y las gaviotas, entonces Little Killary Bay es para ti.
Es un interludio en tu viaje, un lugar de silencio y fuerza bruta. Un rincón de Irlanda que no olvidarás, porque te reconecta con la naturaleza, con el paisaje y un poco contigo mismo.
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