Si Irlanda recibe el sobrenombre de Isla Esmeralda, no es sólo por sus verdes paisajes. También es porque llueve… mucho. Mucho. A veces sin avisar. Pero lejos de estropear un viaje en bicicleta, la lluvia irlandesa puede ser en realidad una ventaja encantadora si sabes cómo prepararte para ella. Sublima los paisajes, añade un toque de misterio a los valles brumosos y convierte cada salida en una microaventura.
Así que aquí tienes una guía práctica e inteligente para pedalear bajo la lluvia en Irlanda sin perder el buen humor ni los calcetines secos.
En Irlanda se suele decir que pueden hacer las cuatro estaciones en un solo día. Una mañana soleada puede convertirse en niebla en media hora, antes de dar paso a un aguacero y luego volver al sol. Eso es lo que hace que la experiencia sea única… pero también impredecible.
Antes de salir, consulta las previsiones locales, pero no confíes ciegamente en ellas. Es mejor adoptar una filosofía flexible: espera que haga buen tiempo, pero prepárate para lo peor. Eso empieza con el equipo adecuado.
Montar bajo la lluvia no es un castigo. Es una cuestión de equipamiento. Esto es lo que necesitas absolutamente en tus alforjas o a tu espalda:
No sólo un cortavientos. Un auténtico chubasquero, con costuras termoselladas, una membrana transpirable (como Gore-Tex o equivalente), una capucha compatible con el casco y mangas ajustables. Elige modelos de colores vivos o con bandas reflectantes: la visibilidad es lo primero.
El error clásico es olvidarse de las piernas. Pero no hay nada más desagradable que pedalear con unos vaqueros empapados. Un buen sobrepantalón se desliza fácilmente sobre cualquier prenda, no interfiere con el pedaleo y te mantiene seco incluso bajo una lluvia torrencial.
Los pies sufren una paliza bajo la lluvia. Los sobreguantes impermeables protegen tu calzado y tus calcetines de la humedad que sube de la carretera. Bonus: algunos modelos son a prueba de viento y mantienen calientes los dedos de los pies.
Las manos frías y húmedas pueden hacer que frenar sea peligroso. Elige guantes adecuados para el ciclismo, con un buen agarre, un forro cálido y una membrana impermeable.
Poco atractiva pero formidablemente eficaz, una gran capa de lluvia puede salvar el día. Cubre el cuerpo, el manillar y a veces incluso las alforjas delanteras. Una buena idea para tener en el fondo de tu bolsa.
Mantener seco tu equipo es esencial. Opta por alforjas impermeables, o utiliza fundas para la lluvia. Mete tus objetos delicados (electrónica, papeles, ropa) en bolsas impermeables en el interior para una doble protección.
Pedalear bajo la lluvia requiere algunos ajustes para mantenerte seguro. He aquí algunos buenos hábitos que debes adoptar:
Con lluvia, el frenado es menos eficaz, las superficies están resbaladizas y la visibilidad se reduce. Reduce la velocidad, especialmente en las curvas, los tramos cuesta abajo y cerca de las rayas blancas, que se vuelven traicioneras.
Frena antes y más gradualmente. En carreteras mojadas, las pastillas de freno tardan más en morder, sobre todo si están sucias o desgastadas. Limpia regularmente los frenos y las llantas para evitar sorpresas desagradables.
Los chaparrones pueden reducir drásticamente la visibilidad. Equipa tu moto con luces delanteras y traseras (incluso de día), lleva ropa reflectante y opta por colores brillantes. Tu seguridad depende en gran medida de tu visibilidad.
Las carreteras irlandesas, sobre todo en el campo, pueden tener baches, gravilla o barro. Ten cuidado con los charcos profundos, que pueden ocultar un bache.
Incluso bien equipado, conducir bajo la lluvia requiere un poco de estrategia si no quieres acabar empapado de dentro a fuera.
Opta por la técnica de la cebolla: ropa interior técnica transpirable, forro polar ligero o jersey térmico, y un chubasquero. Esto te permite controlar la temperatura sin acumular humedad.
El frío húmedo te cansa más rápidamente. Planifica pausas regulares en cafés o refugios para calentarte, beber té caliente y dejar que tu ropa se seque un poco.
Un par de calcetines y una camiseta seca en una bolsa impermeable pueden convertir un día lluvioso en una caminata soportable. Al llegar, poder cambiarte rápidamente evita que pases frío.
Irlanda tiene una serie de rutas que se adaptan bien a los días lluviosos:
Elige rutas circulares o cercanas a un refugio, y pregunta por los cafés y casas rurales que hay por el camino.
Por último, y quizá lo más importante, acepta la lluvia como parte del viaje. Las nubes, las tormentas y los chubascos no son enemigos, sino compañeros. Esculpen paisajes, crean recuerdos duraderos y convierten los viajes más sencillos en auténticas aventuras.
Con el equipo adecuado y una actitud positiva, montar en bici bajo la lluvia se convierte en una experiencia sensorial por derecho propio: el olor de la hierba mojada, el sonido de las gotas sobre el capó, la luz difusa sobre las colinas… ¡Una auténtica vuelta a lo básico!